En este video Alfonso Berrón Mucel (1.1.3.3), el de las cartas románticas, está rodeado de sus nietos, que lo visitaban desde la Cd. de México, Rubén (1.1.3.3.3.1), Alfonso (1.1.3.3.3.2) y David (1.1.3.3.3.3) Berrón Hernández, así como de sus sobrino-nietos Bernardo (1.1.3.11.2.2), Carlos (1.1.3.11.2.3) y Mauricio (1.1.3.11.2.5) Macossay Vallado. Diciembre de 1964, en la casa de Lerma, Campeche.
Algunas fotos de varios viajes hechos a Campeche y Lerma
(La mayoría son sacadas de una película 8 mm por eso la baja resolución)
(La mayoría son sacadas de una película 8 mm por eso la baja resolución)
Ese viaje fue histórico, para algunos, ya que los 3 hijos de Alfonso: Edgar (1.1.3.3.2), Silvio (1.1.3.3.2) y Rubén (1.1.3.3.2) Berrón Marín y sus respectivas esposas e hijos, fueron todos en el mismo viaje. Excepto Edgar, los demás viajamos en 2 automóviles desde la Cd. de México hasta Lerma.
Imagínense, casi 3 días de viaje, 2 carros, 5 adultos, 3 adolecentes, 6 niños y un bebé. Y con un sin fin de aventuras que contar, entre otras:
1.- Ricardo Alfonso Berrón López (1.1.3.3.3.4) en un descanso para estirar las piernas, antes de Puebla, se cayó en un cactus y se espinó manos y asentaderas.
2.- Silvio Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2) recogió un caracol junto al río mientras hacíamos cola para subir en alguna de las pangas y lo guardó en la cajuela del carro del Tío Silvio (que por cierto se lo había prestado un amigo para el viaje). El caracol estaba habitado y lo que fuera que vivía ahí se murió y con el calor se pudrió. En cierto momento, Silvio, el tío, se quejó del olor que despedía el más chico de los niños en su carro, Gabriel Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2), que tenía poco menos de un año. Pero el bebé estaba limpio así que buscando buscando encontraron el caracól. Y por más perfume que le rociaron al carro, el resto del viaje fué "con aroma de .... caracol .... perfumado".
3.- A mí, Alfonso Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2), antes de partir de regreso, se me ocurrió tomar agua de un "algibe" (yo ni sabía que era eso), que es un pozo con una tapa cónica de metal que recoge agua de lluvia, y resulta que hacía años que no se utilizaba, pues ya existía agua potable entubada, y mucho menos se limpiaba. Pues recién llegado al D.F. ¡he agarrado una disentería que por poco no la cuento! Viví en el baño durante varios días.
4.- Se que a muchos de ustedes le sonará ridícula y hasta cierto punto increíble la anécdota; pero creo que esta fué una de mis primeras "experiencias extrasensoriales", precísamente durante ese viaje. Si mal no recuerdo, ese viaje se realizó como comenta mi hermano Alfonso con toda la familia "muégano", repartida en no se cuántos carros. Fué un viaje de tres días desde la Cd. de México hasta Campeche, finalmente cuando llegamos a Lerma, Camp., era de noche y estaba cayendo un aguacero torrencial de esos que se estilan en la península de Yucatán (¡¡¡MÉNDIGOS AGUACEROS QUE EN 10 MINUTOS, PUEDEN INUNDAR TODA UNA CIUDAD!!!); así, mi padre decidió que esperaramos a que disminuyera la intensidad de la lluvia, para poder llegar a casa del abuelo. En ese inter, me quedé dormido y en "mi sueño", conocí a toda la gente (familia) que estaba dentro de la casa y la ubicación de cada pieza en esa casa. Cuando pudimos entrar a la casa, una vez terminado el diluvio, para mi sorpresa,todo era exactamente igual a como lo había soñado, incluso las tías María (1.1.3.10) y Lucrecia (1.1.3.8), a quienes yo no había conocido anteriormente...
Vaya juegos de la mente, no?
Saludos, David Berrón Hernández (1.1.3.3.4.3)
Imagínense, casi 3 días de viaje, 2 carros, 5 adultos, 3 adolecentes, 6 niños y un bebé. Y con un sin fin de aventuras que contar, entre otras:
1.- Ricardo Alfonso Berrón López (1.1.3.3.3.4) en un descanso para estirar las piernas, antes de Puebla, se cayó en un cactus y se espinó manos y asentaderas.
2.- Silvio Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2) recogió un caracol junto al río mientras hacíamos cola para subir en alguna de las pangas y lo guardó en la cajuela del carro del Tío Silvio (que por cierto se lo había prestado un amigo para el viaje). El caracol estaba habitado y lo que fuera que vivía ahí se murió y con el calor se pudrió. En cierto momento, Silvio, el tío, se quejó del olor que despedía el más chico de los niños en su carro, Gabriel Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2), que tenía poco menos de un año. Pero el bebé estaba limpio así que buscando buscando encontraron el caracól. Y por más perfume que le rociaron al carro, el resto del viaje fué "con aroma de .... caracol .... perfumado".
3.- A mí, Alfonso Berrón Hernández (1.1.3.3.2.2), antes de partir de regreso, se me ocurrió tomar agua de un "algibe" (yo ni sabía que era eso), que es un pozo con una tapa cónica de metal que recoge agua de lluvia, y resulta que hacía años que no se utilizaba, pues ya existía agua potable entubada, y mucho menos se limpiaba. Pues recién llegado al D.F. ¡he agarrado una disentería que por poco no la cuento! Viví en el baño durante varios días.
4.- Se que a muchos de ustedes le sonará ridícula y hasta cierto punto increíble la anécdota; pero creo que esta fué una de mis primeras "experiencias extrasensoriales", precísamente durante ese viaje. Si mal no recuerdo, ese viaje se realizó como comenta mi hermano Alfonso con toda la familia "muégano", repartida en no se cuántos carros. Fué un viaje de tres días desde la Cd. de México hasta Campeche, finalmente cuando llegamos a Lerma, Camp., era de noche y estaba cayendo un aguacero torrencial de esos que se estilan en la península de Yucatán (¡¡¡MÉNDIGOS AGUACEROS QUE EN 10 MINUTOS, PUEDEN INUNDAR TODA UNA CIUDAD!!!); así, mi padre decidió que esperaramos a que disminuyera la intensidad de la lluvia, para poder llegar a casa del abuelo. En ese inter, me quedé dormido y en "mi sueño", conocí a toda la gente (familia) que estaba dentro de la casa y la ubicación de cada pieza en esa casa. Cuando pudimos entrar a la casa, una vez terminado el diluvio, para mi sorpresa,todo era exactamente igual a como lo había soñado, incluso las tías María (1.1.3.10) y Lucrecia (1.1.3.8), a quienes yo no había conocido anteriormente...
Vaya juegos de la mente, no?
Saludos, David Berrón Hernández (1.1.3.3.4.3)
¿Se acuerdan de alguna otra? Enviénmela para incluirla.
1 comentario:
Se que a muchos de ustedes le sonará ridícula y hasta cierto punto increíble la anécdota; pero creo que esta fué una de mis primeras "experiencias extrasensoriales", precísamente durante ese viaje.
Si mal no recuerdo, ese viaje se realizó como comenta mi hermano Alfonso con toda la familia "muégano", repartida en no se cuántos carros. Fué un viaje de tres días desde la Cd. de México hasta Campeche, finalmente cuando llegamos a Lerma, Camp., era de noche y estaba cayendo un aguacero torrencial de esos que se estilan en la península de Yucatán (MÉNDIGOS AGUACEROS QUE EN 10 MINUTOS, PUEDEN INUNDAR TODA UNA CIUDAD!!!); así, mi padre decidió que esperaramos a que disminuyera la intensidad de la lluvia, para poder llegar a casa del abuelo. En ese inter, me quedé dormido y en "mi sueño", conocí a toda la gente (familia) que estaba dentro de la casa y la ubicación de cada pieza en esa casa. Cuando pudimos entrar a la casa, una vez terminado el diluvio, para mi sorpresa,todo era exactamente igual a como lo había soñado, incluso las tías María y Lucrecia, a quienes yo no había conocido anteriormente...
Vaya juegos de la mente, no?
UN SALUDO Y UN ABRAZO A TODOS LOS BERRÓN, DESDE CANCÚN.
David Berrón Hernández
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